top of page

!La gente no quiere más cultos…. así...¡

¿Qué tan relevante es nuestro culto hoy, para nuestra comunidad?

Eran los años ochentas cuando siendo un niño nos decían que fuéramos a la iglesia. Era una linda invitación la que no dejamos a la deriva, la asumíamos con tanta pasión que no importaba caminar debajo de la lluvia cubriéndonos con pedazos de plástico que a penas nos cuidaba la espalda. Llegábamos al lugar de reunión mojados, temblando del frío que venía desde las faldas del volcán Poas.

Que alegría nos daba escuchar las guitarras acústicas afinar y ver al tío Óscar hacer cantar a su viejo requinto mientras que, junto a un grupo de hermanos, cantábamos a un solo coro ¡cuan grande es El!, entre otras joyas de la himnología ( himnos) antigua.


El espacio de testimonios era insustituible en la iglesia. El anfitrión nos invitaba a dar gloria a Dios por lo que Él nos había hecho y pasaban los agradecidos rebosantes de felicidad a contar sus experiencias del acompañamiento milagroso de Dios. La hora de la predica por el Pastor era mi favorita. La presentación era elegante, homotéticamente intachable, las argumentaciones bíblicas exquisitas y salíamos desafiados a poner en práctica lo aprendido.

¡Que tiempos aquellos, donde ir al culto era motivo de júbilo! Sin contar con los recursos tecnológicos del hoy ni mucho menos con las facilidades que este siglo nos brinda.


Todo lo anterior, sin contar la persecución que vivían los primeros seguidores de Jesús en aquellos días acompañados de golpes e improperios. A uno de mis tíos, Norman, habiendo sido un alcohólico y problemático, viajando para el culto, lo llamaron algunos hombres para escupir su cara y lanzarle un trago de licor en su camisa, intentando persuadirlo a pelear o a caer en el vicio, a lo cual él respondió – Dios les bendiga, algún día comprenderán, mi felicidad de, tener a Jesús en mi corazón


Aun recuerdo que los vecinos de la iglesia, que se decían enemigos de los “evangélicos”, todos los días de reunión se paraban en al frente de sus ventanas para ver y escuchar nuestra celebración. Pero no lo hacían para increpar o para filmar un video y mandarlo a la rectoría de salud pública solicitando el cierre del local, sino que estaban allí de pie para escuchar las alabanzas y la prédica.

Y esa liturgia, (programa del culto) humilde, simple y espontánea impactó a muchas personas que, meses después, llegaban a los pies de la cruz decidiendo ser parte de la iglesia.


La iglesia del hoy, en América Latina, fue gestada desde verdaderos cultos, donde desde la sencillez y la humildad de los locales de reunión, adornados por gente de bajo perfil y hasta de poca profesionalización teológica, supieron hacer espacios de celebración que reunía los elementos centrales de la razón de un culto; Dios como centro de adoración, las alabanzas con mensaje de redención y exaltación a Dios, la proclamación del testimonio de lo que Dios les había dado o hecho y el ejercicio de la palabra expuesta sin adulteraciones y por supuesto la koinoinia, comunión de la gente, que vivían amándose, visitándose unos a otros. Y el culto no era la única expresión del ser y hacer la iglesia, en absoluto, el culto era la consecuencia de una vida de evangelización y testimonio práctico de lo que vivían en sus hogares, comunidades y lugares de trabajo.


Hoy el culto define a la iglesia y nada más…


Para nuestra propia pena, esta referencia histórica ha dejado de ser una verdad en el hoy. De seguro alguien hará su contra-propuesta a este artículo - alguien, intentando asegurar que los cultos de hoy son mejores que los de ayer - y sacarán de sus archivos fotográficos las imágenes de lugares abarrotados de gente, con manos levantadas y con efusivos rostros con exclamaciones victoriosas. Por supuesto que en esta defensa por el culto actual no faltarán los cortos vídeos de las frases más “potentes” del predicador que usan para animar a otros a llegar a sus cultos.


Hoy, los cultos se convirtieron en reuniones sociales, donde se fabrican escenarios con toda la tecnología que se pueda y quienes no cuentan con los recursos para hacerlo inventaran lo que sea necesario para intentar crear un escenario que atraiga a la gente. Y por supuesto no puede faltar la música con canciones que tocan emociones y exacerban, con poca o nada de biblia. Todo lo anterior, persigue casi siempre dos objetivos: primero, levantar las finanzas para seguir financiando la operatividad del lugar del culto y su staff ; y segundo, preparar la alfombra roja para que el vocero de Dios suba a la tarima a dar su más elocuente predica de contenido humanista y triunfalista donde sagazmente usa un par de versículos que hábilmente teje con situaciones de las personas para traerles un mensaje de “todo lo puedes en Cristo que te fortalece”. Y todo lo anterior, se practica desde un ecosistema con matices de exclusividad, en términos del lenguaje que se usa, de formas y maneras que son únicamente para los entendidos de ”ese culto”.

Nadie que no sea parte logrará con facilidad descodificar el contenido. ¿A qué culto irán los que buscan a Dios, ante este tipo de cultos?


Además, toda esta actividad litúrgica (actividades dentro del culto) está desvinculada de la práctica del amor, la misericordia y la compasión que Dios demanda en Isaías 1:10-17, 66:3, Proverbios 21:13, Amos 5:20-24, Miqueas 6:1-8


Y, de este mal no se escapan algunas de las iglesias pequeñas o de pocos recursos, cada una en proporción hacen de su culto una versión igual o parecida a lo que en este artículo trato.


Mucho de lo descrito en este artículo lo he visto y experimentado en, prácticamente toda América Latina.


La gente sale de estos lugares llenos de emoción y efervescencia que no tiene una durabilidad más allá de un par de horas. Esto, sumado a la ausencia de desafíos para poner en práctica el mensaje del amor de Jesús en sus lugares de influencia. Ni tampoco, con un contenido bíblico que se convierte en herramientas de formación y consolidación para su cristiandad.


En algunos lugares, los vecinos se paran al frente de sus ventanas, al frente de los edificios de esos “cultos”, toman fotos y hasta videos, pero no por haber sido impactados del poder de Dios, sino serán usadas como pruebas ante las autoridades debido al escándalo, la obstrucción vehicular, entre otras demandas.


El culto debe acabar con esta manera industrializada, manipuladora y al estilo de Hollywood, no puede ser más un evento social. El culto deber ser redimido, debe volver a ser el espacio de adoración a Dios, de comunión de los unos con los otros, de oración seria por las peticiones de las personas, donde el dar sea estimulado por la obra del Espíritu Santo y como apoyo de la membresía a la misión de la iglesia que integra la ayuda ordenada a los más necesitados, donde la prédica sea bíblica, sin manipulaciones ni con ningún tipo de adulteraciones. El objetivo central es que se anuncie el mensaje de la cruz con las exigencias que tiene y con la esperanza que nos da, donde la gente que no es parte se siente atraída y al ingresar encuentren una iglesia que estaba preparada con intencionalidad tanto para ellos como para todos.


No más culto así…


Te pido respetuosamente dejar tus comentarios y aún más, compárte este artículo.

7 visualizaciones1 comentario

1 Comment


Julian Barros
Julian Barros
May 30, 2020

Hermano Roy, es agradable leer tus escritos, me pone en estado de alarma frente a mi quehaceres como creyente indígena en mi contexto, donde no hay propuestas alternativa de lectura de la Biblia, donde solo quieren imponer una teología ajena al contexto, donde la ausencia de Dios de amor, de vida, de la misericordia y de justicia es notorio. Donde denominaciones poner a cargar atril a nuestro hermanos wiwa, supuestamente para tener autoridad de Dios y la Biblia se lee desde las altura desde un púlpito. ¿Quienes se creen para enseñarnos como relacionarnos con nuestro Creador?¿Acaso Dios es inerte, que necesita intermediario, es mudo, no tiene vida? La Biblia me narra un Dios totalmente diferente, un Dios activo en la…

Like
bottom of page