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La vida eclesial vista desde la óptica de Marta y María.












Como pastores anhelamos ser una iglesia saludable, y qué todas las acciones de adoración y materiales estén en armonía, sin que una pese sobre la otra. Sin embargo no es así en la práctica, la desproporción en muchas áreas de la iglesia ha permitido una vida eclesial deforme, donde algunos hacen más énfasis en lo social descuidando lo litúrgico, o en otro aspecto donde son expertos en todo lo cultico, dejando las manifestaciones de justicia y misericordia de Dios a un lado.

Caminando en la búsqueda de esos insumos que nos den las bases bíblicas como practicas para esa anhelada estabilidad, les invito a explorar el pasaje del evangelio según San Lucas (10:38-42), la visita de Jesús a la casa de Marta y María en su camino a Jerusalén, (Juan 11:1) y desde ese pasaje les invito a considerar dos tipos de comunidad de Fe.

Al adentrarnos en el texto, notamos que Lucas es el único que nos relata este episodio y nos parece relevante que una vez más el evangelista se sienta interesado en destacar la importancia de la mujer en la vida pública de Jesús.

En esa aldea Jesús fue acogido por Marta, quien siguiendo con las prácticas sociales sobre la hospitalidad en el primer siglo, está preocupada por los detalles de comida para atender a su huésped. Afanada en estos quehaceres y viendo que su hermana estaba concentrada escuchando a Jesús, fue a pedirle a él para que instruyera a María le ayudara con los preparativos de hospitalidad.

La respuesta de Jesús indica que las actitudes de ambas hermanas frente a su presencia no se contradicen. Tanto la acción como la contemplación, el servicio como la meditación, las preocupaciones materiales como las preocupaciones espirituales tienen su lugar.

Jesús destaca que María se ha dado cuenta de que en ese momento lo más importante era escucharlo a él. En otras palabras, cuando Jesús está con nosotros es más importante el Reino de Dios visibilizado en su presencia, darse cuenta de que el tiempo de liberación ha comenzado y que es necesario escuchar a Jesús. Marta, al quejarse, no tiene en cuenta lo que María está haciendo, sólo tiene en cuenta las consecuencias de esa actitud que le perjudica. Jesús no critica a Marta por estar ocupada, sino por estar preocupada e inquieta por realidades materiales. Tampoco dice que lo que hace sea malo. El dice: "María ha escogido la mejor parte” lo cual quiere decir que lo que hacía Marta era también bueno. El mensaje es que toda acción verdaderamente cristiana debe nacer de la contemplación.

Podemos considerar entonces lo siguiente:

  • · Marta tiene como primer objetivo la acción; es decir, el cumplimiento de lo requerido por la ley; y quiere arrastrar a los demás de acuerdo con su manera de entender las normas culturales, de acuerdo con Antiguo Testamento. Se trata de una religiosidad externa, que no exige el cambio interior, sino sólo la fidelidad externa a las costumbres. El cumplir con lo material es primordial, parece ser su lógica

  • · María, aunque también es judía, tuvo un entendimiento e interpretación distinta de la visita de Jesús. Ella puede simbolizar a los que no provienen del judaísmo. Éstos no están condicionados por la manera de entender a Dios de las instituciones y las normas culturales judías y reciben el mensaje de Jesús sin prejuicios. Siempre es un buen tiempo para estar en las cosas espirituales.

  • · Marta recibe a Jesús en su casa, ordenada y limpia tal y como la tradición lo demanda.

  • · María lo recibe en su corazón y se abre totalmente a las enseñanzas de Jesús.

  • · María, que aparece en un segundo plano, es la que le dispensa la verdadera acogida; la que intenta captar las actitudes profundas de Jesús, que transforman su ser y es felicitada por ello.

¿Cuál de las dos iglesias representa usted o la que usted dirige?

De acuerdo con la inclinación del pastor que dirige la iglesia, si es misional o institucionalizada, así era el énfasis de los líderes y miembros.

Ante lo expuesto hasta aquí, y asociándolo con la tesis central de este articulo, en Marta y María notamos el equilibrio: Ocuparnos de todo lo material, institucional, de procesos y demás temas de ordenes legales es totalmente necesario, pero abandonarlos es poner en riesgo la misma misión de la Iglesia. Como también hacer criterio de valor por quienes no lo hacen, o exigir el desarrollo de esa practica al estilo de Marta, nos convierte en religiosos, amadores de la ley. El peligro es hacer de la institucionalidad un fin en si mismo, donde la rigurosidad de las normas y formatos, sean prioridad sobre la simple contemplación.

María, al escuchar, nos modela una vida eclesial orientada a la adoración. Al sentarse horas a ser nutrida por las palabras de Jesús, María se nos presenta como una persona que ama lo místico. En ella observamos el énfasis que muchas iglesias dan a lo litúrgico, donde el culto es sobre todo lo demás. “Ocupémonos de lo espiritual; lo material es del mundo” es una frase típica en este tipo de iglesia, que hacen de su folklore su identidad; lo cual se convierte en una desproporción que afea la expresividad integral del cuerpo de Cristo.

Una forma equilibrada de ser Iglesia.

Mi propuesta es buscar el equilibrio desde ambas figuras, porque Jesús no descalifica la actitud de Marta, lo que si hace es alabar la disposición de María de estar dispuesta a escucharlo. Una Iglesia equilibrada vela por todos los aspectos de órdenes administrativos, legales y misceláneos con eficiencia; pero tiene el discernimiento de saber cuando es tiempo de quedarse quieta para estar con su Dios en total adoración contemplativa.

Una vida eclesial balanceada disfruta la espontaneidad y la creatividad de las jornadas de celebración a Dios, mediante diferentes formas y maneras, que hacen de sus encuentros congregacionales verdaderas fiestas de comunión y adoración. Y que inteligentemente sabe cuándo es tiempo de velar por todos los aspectos institucionales, desde los cuales se desprende la viabilidad para funcionar en total apego a las normas gubernamentales. La Iglesia equilibrada, representada en Marta y María, no crea dicotomías entre lo espiritual y lo material; asume que ambas realidades son parte de su esencia, y descuidarlas pone en total riesgo su integralidad misional.

A manera de conclusión

Creo que una dinámica vital para esa anhelada estabilidad, que actúe como eje estabilizador, es la centralidad del sacerdocio universal de los creyentes, mediante el cual se den procesos de discipulado y acercamientos pastorales con la gente. Así lograremos descubrir quienes son nuestras Marías y quienes nuestras Martas, para que sean los responsables de ayudarnos a buscar el equilibrio en todas las áreas eclesiásticas. La misión siempre permanece como el fin; y ante ella las dos dinámicas, “Marta y María”, se subordinan en amor.

El ejemplo de Jesús y de ambas hermanas nos demuestra que es posible desarrollar una práctica eclesial balanceada y totalmente bíblica; y así, poder predicar el evangelio de Jesús y lograr desarrollar la misión de la iglesia de manera integral.


Es para mi privilegio hayas leído este artículo, deja tus observaciones, compártelo y ora por mi.


160 visualizaciones5 comentarios

5 Comments


Rosauris Mojica
Rosauris Mojica
Oct 10, 2020

Excelente, una iglesia que pueda fusionar a Martha y a María es la Iglesia que Dios quiere, estoy totalmente de acuerdo

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Jorge Madrigal
Jorge Madrigal
Sep 14, 2020

Excelente, muy importante y pertinente la búsqueda de un equilibrio en el ser y hacer de la iglesia.

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elia_canessa
May 27, 2020

Muchas gracias pastor.

Sus reflexiones son muy acertadas y me llevan a percibir como para el Señor lo que hacemos es importante pero cada situación tiene su momento, sin olvidar que él espera que le demos a la relación con él un lugar especial. A lo que nos sostiene y define. Lo demás al fin y al cabo puede esperar.

Dios les bendiga

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Tomás Morales
Tomás Morales
May 26, 2020

Excelente aporte, nos confronta con nuestra realidad, en la que constantemente caemos y espiritualizamos todo y cerramos los ojos a nuestro entorno, generando una escapatología religiosa; esto nos permite recordar que es Jesús el que está siendo atendido por ambas mujeres, y es Jesús el que dijo en la parábola en mateo 25, 39, 40 “¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. Felicidades.

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Muy interesante articulo, me llama la atención la postura de un equilibro en la Iglesia, sin llegar a los extremismos, que usualmente suelen ser perjudiciales, muy buen aporte, felicidades, siempre es grato este tipo de lectura, a la epsera de lo siguiente.

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