Un grupo muy importante de personas se ha reunido para escuchar la conferencia de esta mañana. Esta tiene como tema: ¿cómo ser exitoso en el ministerio?
Yo, a la verdad, no sabía por qué me habían invitado, Me preparé asumiendo la responsabilidad de ser uno de los expositores principales. Tímidamente, con mucha inseguridad, me paré frente a la multitud y comencé con mi historia. Les conté de mi vulnerabilidad, de mi fragilidad que me hacen reconocer mi entera dependencia de Dios. Compartí de cómo la tolerancia me ha hecho llegar al punto donde me encuentro.
En mi relato puse énfasis, intencionalmente, en los primeros años de mi ministerio. Conté cómo era que había descuidado a mi esposa y a mis hijos. De hecho, mi hija mayor Amber dio sus primeros pasos sin que yo presenciara ese milagro de la vida.
¡Cuántas cenas! ¡Cuántos almuerzos perdí porque no estuve presente. Vivencias como estas afloraron esa mañana, y desde ellas construí mi propuesta.
Mientras avanzaba en mi presentación noté que uno de los organizadores no estaba muy agradado. Algo de lo que estaba facilitando no era de su gusto, no cumplía con sus expectativas como organizador principal.
Al terminar la conferencia, después de una acalorada despedida por parte de la concurrencia, le hice la pregunta al organizador, le noté un poco incómodo: ¿podría dejarme saber qué fue lo que no hice bien? ¿dije alguna cosa que no llenó sus expectativas? Me dijo: "sí, efectivamente. Hubo cosas que no estaban planeadas dentro de la propuesta para este evento, y éstas son justamente que usted no hizo un abordaje del tema que le solicitamos. Usted centralizó su propuesta hablando acerca de su fragilidad, de su vulnerabilidad, de las cosas que no a hecho bien, de los errores como esposo, como padre, como servidor, como líder. Esta mañana, la gente regresó a su casa, no con la receta de cómo ser exitoso en el ministerio, sino, más bien, se llevaron la historia, tanto de su fragilidad como de sus errores. Sin embargo, todos venían a conocer su éxito.
No tenía mucho que discutir con nuestro organizador. Me disculpé y le dije: "me da pena que haya perdido el tiempo con haberme invitado, pero yo creo que la capacidad de poder llegar a ser exitoso radica principalmente en la forma en la que reconocemos nuestra fragilidad, nuestros bemoles y nuestras debilidades como seres humanos, porque sólo si reconocemos cada una de las áreas en las que no somos buenos, cada una de las áreas en las que definitivamente tenemos que trabajar, todo lo que construyamos desde las buenas habilidades y de las cosas idóneas de nuestra personalidad se van a poner en riesgo y se pueden caer debido a estas áreas vulnerables. Y exponerlas ante la gente de manera abierta y libre propone un nuevo paradigma de comunicadores más humanos, más reales.
Él me miró, me dio un palmetazo en la espalda, me dijo… tus ideales con un mundo mejor no son posibles, ese tipo de modelos nadie los financia.
Todo lo anterior, sumado a toda mi experiencia viajando por cientos de ciudades y este evangélico-cristiano, me lleva a muchas conclusiones, hoy la gente está detrás de la historia de éxito, hoy la gente está detrás de fórmulas de éxito donde quien las presenta se autodenominan superhéroes, hoy los grandes escenarios son plataformas para hablar acerca de todo lo bueno, de todo lo excelente, estos superhéroes se levantan entre las multitudes, dejando un discurso de triunfalismo, pareciera ser que este tipo de personas no sufren mucho, no lloran, no se lamentan, no viven en pobreza, todos en prosperidad, todo es alegría, todo es avance y conquista , a estas personas no les llegan días grises, a estas personas no les llega un momento de debilidad, un momento de tropiezo y caídas, no, estos son los superhéroes que hoy están guiando a la Iglesia en muchos aspectos, sembrando un discurso donde se prohíbe ser humano y menos mostrarlo.
Cabe resaltar que si quieres ser un escritor exitoso vas a tener que hacer un libro que conlleve la receta para el éxito, para ser grande y reconocido entre todos, pero esta receta no puede llevar de ninguna manera un solo ingrediente en el que puedas evidenciar tus debilidades, tus áreas vulnerables, porque el mostrar las heridas , las cicatrices de los tropiezos y caídas significa no vender, ser humano no es un producto mercantil , tienes que hablar de números, tienes que hablar de éxito, tienes que hablar de bienes adquisitivos y en el sistema mercantil evangélico eres reconocido en función de cuántas cabezas de personas tienes en tu congregación y dependiendo del tamaño de ella, así se miden, invitan y por supuesto, así es el tamaño de tu éxito.
Hoy hay congregaciones que no siguen hombres de carne y hueso llenos de humanidad, no, las Iglesias quieren un Spiderman, que venga Superman a predicar, quieren una Mujer Maravilla, quieren un Hulk predicando los domingos. Y si pudieran contratar a la liga de la justicia con todos los superhéroes para que lideren la Iglesia estarían satisfechos. Y para el entretenimiento y la ovación de las masas, hoy algunos predicadores tienen que vestirse de Batman para atraer la atención de muchos.
Hoy, manifestar humanidad, vulnerabilidad, no es bien aceptado si evidencias en público áreas débiles o hablas acerca de un proceso difícil, de un fracaso, te tildan de falta de integridad, donde la doble moral religiosa hace su mejor trabajo; juzgar.
La pregunta es, ¿por qué la gente le tiene miedo a lo humano, a lo real, a lo genuino, a lo transparente y prefieren vivir o crear ambientes, sistemas de apariencia, donde lo irreal es protagonista, donde sólo tienen lugar los superhéroes?
Pastor, he decidido irme de esta iglesia, voy a buscar otra iglesia que llene mis expectativas, la razón por la que he decidido irme es porque no me gusta escucharlo a usted hablando de cómo ha tenido que superar los problemas matrimoniales, no concibo un pastor llorando, hablando acerca de lo que no hizo bien con sus hijos, de la forma en que ha cometido errores en la dirección de esta iglesia, yo quiero un pastor que me hable acerca de su capacidad espiritual donde se evidencie que vive en fe, bendecido, en victoria y en prosperidad, que vista como un “siervo de Dios, hijo de un Rey”, esta fue la razón que me dio una señora que años atrás decidió irse de Shalom, porque ya no soportaba un discurso desde la humanidad, que empodera la gracia de Dios.
Esta presión social que ejercen las iglesias, los organizadores de grandes eventos ha propiciado que muchos de los que hoy lideran las iglesias se oculten detrás de maquillajes de éxito, se oculten en lo privado para sufrir, para llorar, inclusive esconden sus pecaminosidades, saben que exponerlas, que hablar de ellas, les podría costar la pérdida de su fama, de su nombre, reputación, pérdida de lugares prominentes y peor aún, hasta de sus ingresos.
Creo firmemente que una de las razones principales por las que hoy tenemos tantos descalabros morales y éticos obedece precisamente a este sistema, a esta presión social que se ejerce sobre quienes lideran, cayendo en una espiral descendiente que llevará a la burla, al escarnio, a la vergüenza.
Cuando todo lo real, cuando estas fragilidades, estas humanidades, estas debilidades, terminen por controlar las decisiones, llevará a muchos al fracaso, pudiendo haberse evitado con tan solo haber sido un humano más sobre una tarima que demuestra cómo a pesar de quien es, Dios le usa.
En contraste, me llama la atención de que mucho de la fe cristiana descansa en la propuesta apostólica de Pablo, el apóstol Pablo quien dejó un legado, una referencia de muchas de las bases éticas, morales, espirituales y estructurales, como tiene que ser la fe cristiana, con una visión clara de lo que significa cristianismo.
En seguimiento a este artículo y a esta tendencia, a la vivencia a este sistema que hoy daña la Iglesia Evangélica de querer tener superhéroes en las tarimas, de permitir que superhéroes guíen las congregaciones, para quienes obviar sus propias falencias y necesidades es su mejor manera de mantenerse en el ranking, en ese marco referencial pienso en el apóstol Pablo cuando narraba, al cierre de su ministerio, su vida, su peregrinaje.
Nada del discurso de Pablo sería considerado exitoso en los tiempos que estamos viviendo; naufragó, fue azotado, traicionado por sus hermanos, picado por una serpiente, estuvo en escasez, trabajando, confeccionando tiendas para poder subsistir financieramente y sus mejores obras literarias fueron escritas desde las cárceles, su plan de retiro no existió, pasó a la eternidad siendo decapitado por manos del imperio, ¿es esto éxito?
¿Es esta la manera en la que un superhéroe debe morir? En nada de lo que Pablo narra evidencia esta tendencia del hoy, de construir plataformas a través de manifestaciones triunfalistas y llenas de irrealismo donde la vulnerabilidad, donde la fragilidad no son parte de escalonada al éxito y mucho menos ver lo alcanzado, un regalo inmerecido de la gracia de Dios.
El apóstol Pablo es un ejemplo viviente de una propuesta del reino de Dios donde las personas que participamos no somos grandes en función de nuestras capacidades, de nuestras profesiones, no logramos alcanzar peldaños, reconocimientos y fama a través de la exposición de nuestras grandes virtudes oratorias, hermenéuticas, teológicas, administrativas, entre otras, si no más bien que lo que somos, lo que logramos alcanzar en descanso absoluto, en la gracia de Dios, que a pesar de quienes somos, que a pesar de nuestras vulnerabilidades y de nuestras falencias, Dios decide usarnos.
Referencia Bíblica
2 Corintios 11:16-33 23 ¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado más arduamente, he sido encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces. 24 Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. 25 Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. 26 Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 27 He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez. 28 Y, como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Cuando alguien se siente débil, no comparto yo su debilidad? ¿Y, cuando a alguien se le hace tropezar, no ardo yo de indignación?
30 Si me veo obligado a jactarme, me jactaré de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús (¡Sea por siempre alabado!) sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas mandó que se vigilara la ciudad de los damascenos con el fin de arrestarme; 33 pero me bajaron en un canasto por una ventana de la muralla, y así escapé de las manos del gobernador.
Es hora de que quitemos a los superhéroes de las tarimas, es hora de que demos lugar a que estas personas que lideran las iglesias, las organizaciones, se muestren tal y cual son.
Si esto hacemos tendríamos una forma de sanar la Iglesia, de conservar la originalidad, la autenticidad, para dar lugar a expresiones más humanas donde no hay lugar para superhéroes, hay lugar para humanos que al igual que las demás personas sufren, lloran, se desaniman, tienen tropiezos y caídas, pero es justamente desde afrontar estas realidades de la vida que logran alcanzar madurez, formación de carácter para servir.
Enfátizo que mostrar esta verdad humana no es una permisividad para los desenfrenos morales como también el compartir los temas personales deben ser puestos en la perspectiva y fines correctos.
Agradezco a Dios por la iglesia que presido al lado de otros humanos, donde siempre encuentro el espacio desde la tarima de proponer desde mis vivencias totalmente contaminadas con mi humanidad en proceso, claro, he llorado por algunos que buscaban un superhéroe como pastor.
¿Qué piensas al respecto? Deja tus comentarios y comparte este artículo, si te edificó.
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