He venido sufriendo un mal, mi salud ha estado en agonía. He intentado todo tipo de medicina, nada funciona. Pero, finalmente, he comprado el aceite ungido del apóstol X. Debo aplicármelo todas las mañanas, al medio día y al acostarme acompañado de unas declaraciones proféticas donde hago mío el poder para sanarme. Estas fueron las palabras literales de una mujer que me compartió su historia.
Con base en lo anterior, no juzgo en absoluto la fe de esta mujer, mi preocupación gira hacia la metodología, al uso de objetos, frases poderosas y mágicas para lograr un milagro. El uso de Palabras mágicas, cargadas de triunfalismo, donde el emisor asume una posición de autoridad sobre las circunstancias y sobre el Creador de todas las cosas pasa a ser el sirviente de estas demandas.
— "¡Declaró que hoy Dios me traerá ese negocio!"
— "¡Confieso que mi cónyuge regresará pronto!"
— "¡Declaro que esta enfermedad se va!"
— "La confesión positiva es activar las bendiciones de Dios"
Estás son únicamente algunas de la construcciones mágicas al mejor estilo de Alibaba y su cueva, con palabras mágicas deben abrirse las puertas. A estas expresiones mágicas se suman la venta de amuletos online o en ciertos negocios que se consumen de manera enfermiza. Se trata de objetos ungidos para todo tipo de propósitos, siendo esto una expresión mas de fetichismo.
El fetichismo es la devoción hacia los objetos materiales. Es una forma de creencia o práctica religiosa que se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales, y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales negativas.
Todas estas prácticas que anteriormente cite se dan en consecuencia a varios factores:
- A la ignorancia bíblica. A una profunda carencia de conocimiento de las verdades de la fe cristiana. La gente vive su fe lejos de las enseñanzas esenciales de la Biblia.
- Un desesperado deseo por escapar de todo lo que sea pasarla mal. No se considera el sufrimiento como parte de la vida. Se retuercen de impaciencia al saber que se les vino encima una crisis.
- El levantamiento y empoderamiento de líderes carismáticos con facilidad de palabras, discursillos lights que le dan a ese público las pócimas mágicas, claro está, a un módico precio. Todos pueden conseguirlas en el lobby del templo o también pueden ordenarlo online con envió gratis.
Los efectos de esta oleada esta causando grandes decepciones en miles de personas que siguieron al pie de la letra las indicaciones dadas por el vendedor, fueron más fieles a él o ella que a la Palabra de Dios. Pasado el tiempo descubrieron el fraude, quedando tirados en el hostil terreno de la frustración, algunos endeudados debido a la compra del fetiche milagroso.
Un engañoso crecimiento numérico de la iglesia no es evidencia confiable de fidelidad a Dios. Las masas caminan de lugar en lugar buscando experiencias, la excitación de mensajes motivacionales. Seguidores de otros, se convierten en fans de falsas promesas, de vivencias pseudo-cristianas donde lo místico, lo mágico es el atractivo primordial, no la cruz de Jesús.
¿Qué hacer ante estas ofertas mágicas?
- En primer lugar, nada de la Palabra de Dios debe ser presentado como una oferta comercial. Toda propuesta de fe que quite del escenario la obediencia a la Palabra de Dios y a nuestro sometimiento al proceso santificador es falsa.
- La cruz de Jesús es una inconfortable vivencia. No representa un resort todo incluido. Es un llamado a la muerte de toda carne pecaminosa que terminará cuando seamos resucitados.
- Debemos aceptar el sufrimiento como parte de la vida. Los tiempos de padecimiento son también procesos que nos permiten ser purificados, humanizados, y sobre todo nos revelan una imagen de Dios que antes no teníamos.
Tras la muerte de mi primera esposa -Jessy se fue con el Señor tras apenas 20 días de enfermedad- las preguntas típicas de una persona que sufre, de un padre con tres hijos con tanto dolor, fueron elevadas a Dios con furia y grandes exigencias: ¿por qué lo hiciste? Al final del amargo túnel, y a través de muchas personas, pude ver el cuidado de Dios, su cuidado pastoral, su faceta materna en mi vida en la de mis hijos. Pero más aún, me enseñó a entender el sufrimiento como una pedagogía de transformación.
Les animo a buscar una comunidad de fe, una iglesia, con estricta formación bíblica donde toda la membresía goce de recursos que les haga crecer. Escapen de los lugares donde la experiencia excede a la formación bíblica. No se dejen engañar, consulten que tan bíblicas son las "maravillosas" declaraciones y confesiones proféticas. ¿Realmente una persona puede declarar, confesar, cortar, rechazar, y Dios obedecerle?
Creo que es momento para hacer un movimiento que rescate la veracidad de la formación bíblica en nuestros hogares e iglesias. Necesitamos dejar de lado la tentación por lo fácil y someternos al obrar de Dios que suele ser en largos procesos y a través de otros hermanos y hermanas.
Tenemos que dejar de financiar la industria del fetichismo, renunciar al engrosamiento de las riquezas de los motivadores mágicos que se disfrazan de predicadores y maestros de la Palabra de Dios. Volvamos a Dios a través de la Biblia. En ella están las respuestas a los grandes interrogantes y procesos dificiles de la vida.
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