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Textos incómodos. Los mismos lo asesinarían hoy y, por las mismas razones


Jesús fue un revolucionario del amor, un disruptor del sistema establecido, un iconoclasta que desafió las estructuras del poder religioso y político de su tiempo. Su inclusión, su acercamiento a los "pecadores", su socialización con mujeres y su abandono de la sinagoga lo convirtieron en una amenaza para los líderes religiosos y políticos de su época.


Jesús tocó lo que nadie más tocaba, predicó un evangelio de paz y perdón que cuestionaba las estructuras de poder y abuso político y religioso.

Su mensaje de solidaridad con los más pobres y marginados de la sociedad era una amenaza para los poderosos que hacían negocios con la fe y el dolor de los demás.


Si Jesús estuviera vivo hoy, probablemente sería criticado y perseguido por los mismos líderes religiosos y políticos que lo asesinaron hace más de 2000 años.


Su mensaje de amor y justicia social sigue siendo tan revolucionario y disrruptivo como siempre lo fue, y continúa desafiando las estructuras de poder y discriminación de nuestra época.


Jesús no solo era un peligro para los sistemas de opresión y discriminación de su tiempo, sino que su mensaje sigue siendo una amenaza para aquellos que buscan mantener el status quo y perpetuar la injusticia.


Su vida y su muerte son un recordatorio de que el amor y la inclusión son más poderosos que el odio y la exclusión, y de que el camino hacia la justicia y la paz a menudo implica desafiar las estructuras del poder establecido.


Jesús dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que estos" (Marcos 12:30-31).


Estas palabras resumen la esencia del mensaje de Jesús: el amor a Dios y al prójimo son los pilares de una vida plena y significativa.

Jesús también dijo: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).


Estas palabras son una invitación a buscar la paz en un mundo que está lleno de violencia y conflicto, y a trabajar por la justicia y la reconciliación.

La vida y la muerte de Jesús son una prueba de que la paz y el perdón son posibles incluso en los momentos más oscuros y difíciles.


En síntesis; Jesús fue un disrruptor del sistema establecido que desafió las estructuras de poder y abuso político y religioso de su tiempo. Su mensaje de amor, inclusión, paz y justicia social sigue siendo tan relevante hoy como lo fue hace más de 2000 años.

Jesús era un tipo demasiado peligroso para los sistemas de opresión y discriminación.

A Jesús lo asesinaron los religiosos y sistema político corrupto, un Cáncer social que aún sigue reinante.


Hoy, lo asesinarian exactamente los mismos, que van a misa, al culto, los mismos que lideran los aglomerados religiosos y los poderosos políticos y económicos.


Como dijo el apóstol Pablo, "No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien" (Romanos 12:21).


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